Los cambios en nuestro estilo de vida provocados por la pandemia han acelerado una tendencia que ya venía creciendo en los últimos años: la búsqueda del bienestar y la gestión del estrés cotidiano.
Como parte de este movimiento, los spas, antes conocidos como lugares para facilitar la pérdida de peso o destinados al cuidado de la belleza, se han convertido en un estilo de servicio –y se han convertido en una parte importante del funcionamiento de las instalaciones de alojamiento.
El segmento ya tuvo ingresos de US$ 106 mil millones en 2019, según Fortune Business Insights, y la expectativa es que esta cifra alcance US$ 133 mil millones en 2027.
Ahora, ante un escenario que exige distanciamiento social, los spas se han convertido en buenas alternativas para los huéspedes que buscan experiencias centradas en la salud y la relajación, y los espacios que las brindan están ganando protagonismo en el sector hotelero.
Según Talita Silvério, fundadora de Amman Consultoria de Spas, los establecimientos están experimentando mucha demanda, especialmente los ubicados dentro de los hoteles. “La gente busca más recursos para equilibrar lo comprometido por la pandemia”, dice Talita.
Además de ofrecer alimentación saludable y actividades físicas, los spas crearon nuevas categorías de servicios, como relajación mental, regulación del sueño y meditación.
En la era del distanciamiento social también ganan protagonismo las prácticas terapéuticas sensoriales que no implican contacto directo con otras personas, como la infusión de té, la aromaterapia y los baños de pies.
Todo se hace, por supuesto, con gran rigor y atención a la seguridad. Además de practicar todas las medidas sanitarias necesarias para la desinfección frente al Covid-19, los establecimientos ahora muestran protocolos a los huéspedes.
“La desinfección surgió entre bastidores en los spas. Esta operación, que antes estaba oculta a los visitantes, ahora se ha convertido en protagonista e invita a los invitados a practicar”, afirma el consultor.
Talita también dice que la pandemia no sólo reforzó la búsqueda de bienestar, sino que también sacó a relucir una mayor preocupación por los efectos ambientales y sociales.
“Además de la concienciación sobre la salud, la gente está más dispuesta a invertir en spas que valoren el contacto con la naturaleza en todas las etapas y elementos de la experiencia”, afirma.
Según ella, las instalaciones de alojamiento han ofrecido más actividades al aire libre.
gratis e invertido en comodidades de origen natural o vegano. También están ganando terreno los envases y dispensadores reciclables, que reducen la eliminación de botellas.
“Priorizar los proveedores locales y los productos ecológicos también forma parte de este movimiento hacia una operativa más sostenible, tanto para los establecimientos como para sus clientes”.
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